La UVic-UCC obtiene una patente por el proceso de producción de un bioestimulante del crecimiento vegetal a partir de un microorganismo
La UVic-UCC ha obtenido una patente que protege el proceso de producción de un bioestimulante del crecimiento vegetal elaborado a partir de microorganismos bacterianos no peligrosos que han mejorado el crecimiento de algunas plantas en un 30% en estudios de campo realizados. La patente es propiedad a partes iguales de la Fundación Universitaria Balmes, entidad titular de la UVic-UCC, y de dos ex estudiantes de la Universidad, Verónica Mosquera, del Grado de Biotecnología, y Rubén Hidalgo, del Grado de Ciencias Ambientales, que desarrollaron el proyecto en el marco de sus Trabajos Finales de Grado (TFG). Los dos ex estudiantes comparten la autoría con la profesora de Biociencias Marta Cullell, que los tuteló.
Ésta es, además, la primera patente que consigue la UVic-UCC, que en diciembre de 2014 aprobó su normativa de propiedad intelectual, para proteger tanto profesores e investigadores como alumnos. Para el vicerrector de Investigación y Profesorado, Jordi Villà, esta primera patente "es el fruto de la apuesta de la Universidad por una investigación de excelencia y por una transferencia de conocimiento real y bien enfocada a las empresas y a la sociedad en general. Hemos abierto una nueva vía de colaboración tecnológica con el territorio". En estos momentos, la UVic-UCC ya cuenta con una nueva patente solicitada que se encuentra en proceso de concesión.
Ventaja económica y ecológica de un proceso innovador
El bioestimulante que se obtiene del proceso patentado se aplica a la tierra a través del agua de riego y aumenta el crecimiento de las plantas en porcentajes que pueden llegar al 30% en algunos casos. Este efecto se consigue gracias a la simbiosis establecida entre la raíz de la planta y la bacteria que se le adhiere, que se proporcionan respectivamente nutrientes que de otro modo no obtendrían o lo harían en menor cantidad.
El uso de este tipo de productos en el ámbito agrícola no es demasiado habitual pero tampoco es nuevo. El valor diferencial de la patente reside en la ventaja económica y ecológica que representa la utilización de residuos biológicos industriales en el proceso de elaboración del bioestimulante. El producto obtenido a partir de este proceso "consigue muy buenos resultados en la aplicación en el campo pero además es beneficioso para el medio ambiente, porque da salida a residuos que de otra forma no serían recuperables", explica Verónica Mosquera.
Desarrollo a través de una empresa
La idea inicial del proyecto que ha derivado en la patente la tuvieron los estudiantes en el marco de la asignatura optativa de Biotecnología y Ciencias Ambientales Creación de bioempresas, y la profundizaron a través del Startup Programme de la Unidad de emprendeduría de la UVic-UCC, que durante ocho meses les acompañó y asesoró en el desarrollo de su plan de negocio. Su proyecto además fue el finalista de la UVic-UCC en la Competición Interuniversitaria de Emprendedores Start-Up del mismo programa, celebrada en Madrid, donde obtuvieron el premio a la viabilidad del proyecto. Posteriormente, este ocupó los respectivos TFG de los estudiantes, en el que Mosquera se centró en el desarrollo del producto y de su medio de cultivo en el laboratorio mientras Hidalgo, junto con otro estudiante que formaba parte del mismo trabajo, asumió las pruebas de eficacia en el campo.
Al finalizar el TFG, alumnos y profesora iniciaron los trámites para patentar el resultado obtenido bajo el paraguas de la UVic-UCC. Una vez conseguida la patente, la Universidad la ha licenciado a la empresa biotecnológica Ecobium Biotech S.L, impulsada por los dos ex estudiantes. Actualmente es la única empresa en Cataluña dedicada al desarrollo y a la comercialización de productos innovadores que actúen como bioestimulantes y biofertilizantes agrícolas, y sustenta sus productos en el proceso patentado del cual Mosquera e Hidalgo son copropietarios.
"De momento nos hemos centrado en el uso de los productos en los que, después del TFG, hemos invertido más tiempo y recursos de I + D + i, mejorando el proceso. Seguimos investigando para sacar al mercado nuevos productos, perfeccionar técnicas y poder cubrir todas las necesidades de nuestros clientes", aclara Mosquera. La empresa lanzó su primer producto al mercado en septiembre, y cuenta con cuatro gamas, dirigidas a cultivos hortícolas, plantas ornamentales, plántulas y semillas, y césped.