El CT BETA participa en un estudio mundial que demuestra que la contaminación salina en las aguas dulces provoca una pérdida de zooplancton y un aumento de algas
La salinización de los ecosistemas de agua dulce provocada por las sales que se utilizan para la descongelación de carreteras, los fertilizantes agrícolas, las operaciones mineras y el cambio climático están aumentando en todo el mundo. Una investigación internacional dirigida por la Universidad de Toledo (Ohio) y realizada por varios científicos de Norteamérica y Europa muestra que esta salinización está produciendo daños importantes en los lagos de agua dulce. La salinización provoca una pérdida masiva de zooplancton y un aumento de algas, incluso en los lugares de Canadá, Estados Unidos y Europa donde se detectan umbrales de cloruro más bajos. El zooplancton es un recurso alimenticio crucial para muchos peces jóvenes, y los cambios causados por el aumento de la salinidad podrían alterar el ciclo de los nutrientes, la calidad y la claridad del agua, e instigar el crecimiento y la disminución de la población de especies de peces de gran calado económico.
El estudio se ha basado en una red experimental de 16 puntos repartidos en 4 países, siguiendo el diseño experimental de GLEON (Global Lake Ecological Observatory Network) - Global Salt Experiment. Uno de estos 16 experimentos corrió a cargo de tres investigadores del Área de Ecología Aplicada y Cambio Global del Centro Tecnológico BETA de la Universidad de Vic - Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC), que participaron directamente: Lorenzo Proia, Carmen Espinosa y Lídia Vendrell. El análisis realizado por el CT BETA se ha realizado en colaboración con Miguel Cañedo-Argüelles, profesor lector Serra Húnter de la Universidad de Barcelona (UB) y miembro del FEHM y del Instituto de Investigación del Agua (IdRA) de la UB. En total, en la investigación han participado una veintena de universidades de todo el mundo.
Urge revisar los umbrales
El personal investigador concluye que los resultados indican una importante amenaza para la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas de agua dulce. Urge que los gobiernos revisen los umbrales de las concentraciones actuales para proteger los lagos de la salinización provocada por el cloruro de sodio, uno de los tipos de sal más comunes que conduce a la salinización de los lagos de agua dulce. "La contaminación por sal que se produce por las actividades humanas, como por ejemplo el uso de sales de para descongelar las carreteras, está aumentando la salinidad de los ecosistemas de agua dulce hasta el punto de que las directrices diseñadas para proteger las aguas dulces no hacen su trabajo", explica Bill Hintz, profesor auxiliar de Ecología en la Universidad de Toledo, autor del trabajo y colíder del proyecto. "Nuestro estudio muestra los costes ecológicos de la salinización e ilustra la necesidad inmediata de revalorizar y reducir los umbrales de cloruro existentes y establecer directrices sólidas en los países donde no existen para proteger a los lagos de la contaminación salina", añade.
El umbral más bajo de concentración de cloruro en Estados Unidos establecido por la Agencia de Protección del Medio Ambiente es de 230 miligramos de cloruro por litro. En Canadá son 120 miligramos de cloruro por litro. En toda Europa, los umbrales son generalmente más altos y la pauta de agua potable es de 250 miligramos por litro en gran parte del continente. Sin embargo, este estudio muestra que los impactos negativos se producen muy por debajo de estos límites. En casi tres cuartas partes de los puestos de estudio, los umbrales de concentración de cloruro que provocaron una reducción de más del 50% del zooplancton estaban por debajo de los umbrales de cloruro establecidos por los gobiernos.
"Muchos lagos contaminados con sal con concentraciones de cloruro cercanas o superiores a los umbrales afincados en Norteamérica y en Europa podrían haber experimentado ya cambios en la red trófica", apunta Hintz. Según él, "la variabilidad de nuestros resultados experimentales demuestra cómo los nuevos umbrales deberían integrar la susceptibilidad de las comunidades ecológicas a escala local y regional. Aunque las directrices gubernamentales pueden proteger a los organismos de agua dulce en algunas regiones, este no es el caso de muchas regiones de Estados Unidos, Canadá y Europa", concluye.