Investigadoras de la UVic-UCC publican un estudio que retrata y plantea los retos de futuro de las mujeres emprendedoras en Barcelona
La baja confianza en las propias capacidades, la falta de corresponsabilidad en las tareas de cuidado y reproducción domésticas y la falta de apoyo del entorno más inmediato son algunos de los factores que frenan las mujeres a la hora de abrir un negocio propio. A pesar de que el número de emprendedoras ha crecido en Barcelona los últimos años, el porcentaje de autónomas se sitúa en el 39% y es claramente inferior al número de hombres. Estos son algunos de los datos y conclusiones que aporta el estudio "El retrato de las mujeres emprendedoras de Barcelona", que firman las doctoras Ana Pérez-Quintana y Anna Sabata-Aliberch y las investigadoras Patricia Isla y Judit Solà. El trabajo se ha hecho bajo el paraguas de la Facultad de Empresa y Comunicación y de los grupos de investigación SoPCI (Sociedades, Políticas y Comunidades inclusivas) y Emprèn de la Universidad de Vic - Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC), y se presentó el pasado lunes coincidiendo con el Día Internacional de las Mujeres Emprendedoras, en una jornada organizada por Barcelona Activa, el organismo que ha encargado la investigación.
El estudio ha realizado un análisis de las mujeres propietarias de negocios en la ciudad de Barcelona con el objetivo de mejorar el conocimiento de su actividad empresarial y de identificar las necesidades específicas que tienen en el proceso de creación y consolidación del negocio. Esta información ha permitido identificar las principales debilidades del colectivo, plantear retos y proponer acciones de mejora. "Sin visibilidad, sin poder cuantificar ni describir el colectivo, se hace más difícil implementar políticas específicas de promoción y apoyo", explica Anna Pérez-Quintana, quien define las mujeres emprendedoras como un "colectivo invisible".
Equilibrio entre emprendeduría vocacional y emprendeduría por necesidad
Esta invisibilidad se hace patente, según las investigadoras, en la dificultad para encontrar datos estadísticos, tanto de fuentes oficiales como no oficiales, sobre emprendeduría femenina. Sin embargo, el trabajo recoge cifras de varias fuentes primarias y secundarias que aportan visiones parciales pero complementarias del retrato del colectivo, y ha entrevistado en profundidad un total de 30 empresarias y expertas en formación, acompañamiento y redes empresariales. Según el trabajo, las mujeres se dan de alta en el régimen de autónomos hacia los 36 años y permanecen durante un período medio de 7,8 años. La media de edad de las autónomas barcelonesas es de 46 años, y la mayoría tienen estudios secundarios o superiores. Mientras las empresarias muestran una mayor tendencia por el régimen de autónomos, los empresarios crean más sociedades mercantiles. También difiere el motivo que las aboca a emprender: el 64% de los hombres manifiestan que lo hacen por oportunidad, es decir, "para crecer profesionalmente y aumentar el nivel de ingresos" mientras las mujeres muestran un equilibrio entre esta emprendeduría vocacional (36 %) y la emprendeduría por necesidad (31%), es decir, "para conseguir un modus vivendi a menudo partiendo de situaciones económicas poco favorables y de situaciones de paro", explican las autoras del trabajo.
El estudio recuerda que en el terreno de la emprendeduría "se reproducen las mismas desigualdades de género que en el conjunto de la sociedad, más aún cuando los estereotipos asociados a la persona emprendedora son claramente masculinos". En este sentido, las mujeres emprendedoras crean negocios sobre todo en el sector servicios, principalmente dirigidos al consumidor, como el comercio al por menor, la hostelería y el sector de la cultura, el turismo y el ocio. Ponen en marcha proyectos de carácter local y, a diferencia de los hombres, tienen una escasa presencia en ámbitos tecnológicos y en la creación de start-ups. Asimismo, "la permanente necesidad de lograr formación constante esconde inseguridad y miedo, y la mayor prudencia provoca menores posibilidades futuras de crecimiento del negocio", apunta la investigación según la cual "la tendencia a subcontratar poco los servicios auxiliares comporta a menudo sobrecargas de trabajo que a menudo suponen el paso del autoempleo a la llamada autoexplotación ".
Retos y recomendaciones
A partir de este análisis, las investigadoras apuntan una serie de retos, entre los que figuran la necesidad de incrementar los datos disponibles sobre emprendeduría femenina, de trabajar limitaciones como la presión social o la baja confianza en las propias capacidades y de mejorar el conocimiento de los recursos existentes para el apoyo a las mujeres emprendedoras. Por ello, entre las recomendaciones con las que concluyen el trabajo, se cuentan la puesta en marcha de un observatorio de emprendeduría femenina, invertir en educación en este ámbito tanto en las escuelas como en las universidades, incidir en las competencias emprendedoras no sexualmente tipificadas (la innovación y la creatividad) y crear un Punto de Atención a la Mujer Emprendedora que ordene, aglutine e informe de los recursos y herramientas existentes.
La jornada del lunes también incluyó grupos de discusión y de networking activo seguidos de un debate. La directora de Barcelona Activa, Sara Berbel, se remitió a los datos recogidos por el estudio para instar a superar el umbral del 30% de mujeres emprendedoras en Cataluña, una cifra que ahora ya es del 33%.