El proyecto LIFE DEMINE, liderado por el CT BETA, ofrece nuevas soluciones tecnológicas para mitigar el grave impacto ambiental de las minas abandonadas
Europa cuenta, hoy en día, con 3.460 minas abandonadas, de las que 73 se encuentran en España. Estas explotaciones mineras en desuso generan un impacto ambiental sobre los ecosistemas acuáticos muy poco conocido por la sociedad y potenciales riesgos para la salud. Según los estudios realizados sobre este ámbito, los efluentes procedentes de minas abandonadas pueden contener altas concentraciones de metales pesados o de sales, que se filtran a través del suelo y van a parar a los ríos, provocando un fuerte impacto en la biodiversidad y el funcionamiento de estos ecosistemas.
Mediante la combinación de tecnologías de tratamiento de efluentes basadas en electrocoagulación y tratamiento por membranas, el proyecto europeo LIFE DEMINE ha demostrado que puede reducirse significativamente la toxicidad asociada a metales y el exceso de salinidad y, en consecuencia, sus impactos sobre los ecosistemas acuáticos. La novedad del proyecto DEMINE, liderado por el Centro Tecnológico BETA de la Universidad de Vic - Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC), ha consistido en haber optimizado la combinación de estas tecnologías ya existentes y haber experimentado a escala piloto en minas abandonadas reales de Alemania y Reino Unido. La eficiencia de la tecnología en la eliminación de metales y la salinidad ha estado cercana al 100%.
Ensayos ecotoxicológicos han confirmado la mejora de la calidad de estos efluentes tratados con la combinación de tecnologías en relación con los efluentes no tratados. Los investigadores del CT BETA de la UVic-UCC estudiaron las respuestas de distintos organismos acuáticos a los efluentes mineros tratados con la tecnología DEMINE en comparación con los no tratados. Mientras que los efluentes de las minas abandonadas causaban serios daños en la diversidad y la supervivencia de comunidades algales o en procesos como la fotosíntesis, los organismos expuestos a los efluentes tratados con las nuevas tecnologías no mostraban ninguna respuesta significativa.
Una solución que va más allá de la tecnología
El alcance del proyecto DEMINE, iniciado en julio de 2017 y finalizado en junio de 2022, también ha pasado por la involucración de la ciudadanía y la administración. El Gobierno del Principado de Asturias, como región donde existe una larga tradición de actividad minera y donde se han cerrado explotaciones, ha participado en el proyecto analizando la idoneidad de implantación de la nueva tecnología desde el punto de vista legislativo y administrativo en explotaciones abandonadas del Estado español. Además, ha colaborado en actividades educativas, en las que han participado estudiantes de secundaria de localidades asturianas afectadas por minas abandonadas. En estas actividades se mostraron a los estudiantes los impactos de los efluentes de las minas abandonadas sobre la calidad de las aguas de su entorno, y se realizaron talleres prácticos, donde aprendieron sobre la capacidad de las nuevas tecnologías desarrolladas en el proyecto DEMINE para eliminar el impacto ambiental de los efluentes.
El proyecto DEMINE no sólo ha demostrado la viabilidad técnica, la eficiencia del proceso y el beneficio ambiental de la implantación de la nueva propuesta tecnológica para el tratamiento de efluentes de minas, sino que también ha desarrollado una herramienta que permite a los organismos públicos, reguladores, gestores y otros agentes clave conocer el rendimiento y beneficios ambientales para aplicar la nueva tecnología desplegada. Esta herramienta consiste en un simulador en el que se tienen en cuenta aspectos sociales, ecológicos (como pueden ser efectos toxicológicos o emisiones de gases de efecto invernadero) o económicos para poder calcular y comparar el coste y el beneficio de escenarios en los que se aplica la nueva tecnología desarrollada en el proyecto DEMINE con escenarios en los que no se aplica.
Cinco socios con una mirada internacional
En el proyecto, liderado por el CT BETA, también han participado el Gobierno del Principado de Asturias, la Universidad de Swansea, el Dresde Groundwater Research Centre y la empresa ELENTEC. Este proyecto ha tenido un presupuesto total de 2.184.632 euros y la contribución del programa LIFE de la Unión Europea ha sido de 1.310.477 euros.