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El número de ánades reales se reduce a la mitad en sólo un año en el Alto Ter de acuerdo con el Censo de Aves Acuáticos del CERM

El número de ánades reales se reduce a la mitad en sólo un año en el Alto Ter de acuerdo con el Censo de Aves Acuáticos del CERM

El censo de aves acuáticas invernantes de la cuenca del Alto Ter ha contabilizado un total de 8010 pájaros, según las conclusiones de esta acción que coordina el Centro de Estudios de los Ríos Mediterráneos (CERM) de la Universidad de Vic - Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC), área ambiental del Museo del Ter. Los resultados del censo, que se llevó a cabo el pasado enero, se acaban de hacer públicos y recogen un incremento del número de pájaros contabilizados (en 2019 fueron 7.129) pero reafirman una nueva disminución de la presencia del cormorán grande, que en los últimos censos ha ido decreciendo.

El censo de aves acuáticas invernantes se elabora desde 1989 a partir de un recorrido matinal a orillas del río en los tramos comprendidos entre el Ripollès, Osona y la Selva, y donde este año han participado 29 personas voluntarias vinculadas a diversas entidades, como el Grupo de Estudio y Defensa de la Naturaleza del Ripollès, el Grupo de Anillamiento de Calldetenes y el Grupo de Naturalistas de Osona (ICHN-IEC). Durante la jornada, la tarea de todos los participantes es contabilizar todas las aves que se puedan identificar tanto al río como a las comodín (los espacios donde las aves paran al atardecer para dormir), así como otros animales, incluyendo sus rastros. Este año los voluntarios recorrieron 100 kilómetros de río entre el Ripollès y el embalse del Pasteral, en la Selva.

De todos los pájaros observados, este invierno vuelve a destacar el descenso de ejemplares del cormorán grande. De esta especie que se reproduce en el norte de Europa e inverna en los países mediterráneos, se han contabilizado 198 en Osona, 52 individuos menos respecto a los 250 ejemplares del año pasado. La cifra del 2019 cifra ya se alejaba de los entre 400 y 800 ejemplares que se consideran habituales y el descenso se atribuye a las medidas de control de esta especie en el norte de Europa (por presiones de los pescadores) y aquí, donde ya no figura en la lista de especies protegidas. Las oscilaciones climáticas en las zonas de cría y de invernada, así como la caza, también pueden tener que ver.

En cuanto la gaviota patiamarilla, sigue siendo abundante en Osona: el censo ha contabilizado 1.600 ejemplares. En cambio, el ánade real, que en los últimos años había mantenido una población estable, en 2020 ha quedado reducido a prácticamente la mitad, pasando de 1.529 ejemplares en el año 2019 a 823 individuos este año, concentrados sobre todo entre la Gleva (Masies de Voltregà) y Roda de Ter. Los investigadores apuntan que esta disminución podría atribuirse al brote de botulismo que fue el verano de 2019 en el río Gurri.

Por otra parte, varias especies de ardeidas, como la garceta común, la garza real, la garceta grande y la garcilla bueyera se consolidan como invernantes en el Alto Ter. Alguna especie, como el mirlo acuático (54 ejemplares) muestra una tendencia al alza que los expertos atribuyen al hecho de ser un buen bioindicador de la calidad de río.

Los datos recogidos en el censo del Alt Ter añaden a las del resto de censos que se llevan a cabo simultáneamente en Cataluña y en toda Europa. La coordinación del censo del conjunto de Cataluña recae en el Servicio de Protección de la Fauna, Flora y Animales de Compañía Dirección General del Medio Natural y Biodiversidad de la Generalitat de Cataluña.

El informe completo del censo de 2020 se puede consultar en: https://mon.uvic.cat/cerm/portfolio/cens-docells-aquatics-hivernants-de-lalt-ter/

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